La cita fue en Nueva Orleans, Estados Unidos. Britney apareció con unos kilos demás, un vestuario bastante producido y un micrófono que iba de su oreja a su boca. El micrófono, sin embargo, era de adorno, porque la princesa del pop hizo playback en el primer concierto de su gira 2009.
La estética del show osciló entre lo circense y lo sadomasoquista: máscaras, cuero, coreografías que simulaban orgías con los bailarines. ¿Qué no todo esto Madonna ya lo ha hecho infinidad de veces? ¿Cuándo piensan ser un poquito creativas las estrellas jóvenes del pop?
En fin, de todos modos dicen que el espectáculo fue impresionante. Y es que, aunque poco innovadora y pasadita de peso, Britney baila que da gusto. Eso que ni qué.